Para leer:
“oye tú su oración y su súplica desde el cielo, donde habitas, y
defiende su causa”. 1 Reyes 8.49
Para pensar:
“Cuando dejo el telescopio a un lado, me voy a mi habitación, cierro
la puerta y me arrodillo en oración, me veo más del cielo y me siento
más cerca del Señor do que si estuviera siendo asistido por todos los
telescopios en la tierra”. Isaac Newton – matemático inglés
Para tu meditación:
La respuesta a las oraciones no depende solo de quién ora, sino de la manera como presenta su oración. La sinceridad es una condición básica y necesaria en la práctica de la oración. Los ojos de Dios miran el corazón antes de mirar los labios de quién ora.
Delante de Dios aprendemos que la sinceridad es una actitud indispensable en nuestra vida. Con Dios aprendemos a ser sinceros delante de los hombres. Cuando somos sinceros delante de los hombres, en general, somos sinceros delante de Dios. Los fariseos fueron identificados como personas hipócritas delante de Dios porque no eran sinceras delante de los hombres e también delante de sí mismos (Ver Mateo 6.5-6).
Dios está listo para defender nuestras causas y escuchar nuestras oraciones. Para esto necesitamos de una actitud sincera delante de los hombres y delante del Señor.